Una de las
mejores estrategias para prevenir problemas de salud es la actividad física. Se
entiende por actividad física cualquier
movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que provocan un
gasto energético. Hay que distinguirlo de la aptitud física (serie de atributos
que las personas tienen o adquieren, que se relacionan con la capacidad para
realizar una actividad física), y del ejercicio
físico (movimiento corporal planeado, estructurado, y repetitivo, realizado
para mejorar o mantener uno o más componentes de la aptitud física). Aquí
hablaremos de actividad física, puesto que el objetivo es evitar el
sedentarismo, y cualquier movimiento corporal es considerado como actividad
física.
Hay estudios que
indican que la actividad física provoca:
- Aumento del HDLc:
son aquellas lipoproteínas que transportan el colesterol desde los tejidos del
cuerpo y arterias hasta el hígado, para su excreción.
- Reduce la
presión arterial, disminuye la frecuencia cardíaca basal, aumenta las
prostaglandinas vasodilatadoras y aumenta la sensibilidad a la insulina.
- Importante papel
sobre la densidad ósea: el movimiento y la vibración estimulan los
osteoblastos.
- Efecto favorable
en ciertos tumores.
- Mejora el perfil de los lípidos en sangre, y mejora
también la regulación de la glucemia.
-
Incrementa la utilización de la grasa corporal y mejora
el control del peso.
- Síntesis de endorfinas:
péptidos opioides endógenos que funcionan como
neurotransmisores, y producen sensación de bienestar.
Y más
particularmente, la actividad física provoca beneficios en los distintos grupos
de edad:
·
Niños:
Cualquier
actividad que implique movimiento contribuye a los procesos de desarrollo y
maduración del potencial genético del niño, mejora las funciones
cardiovasculares e interviene en una adecuada maduración del sistema
músculo-esquelético y en las habilidades psicomotoras. Además, incrementa la autoestima y reduce la
tendencia a desarrollar comportamientos peligrosos, mejora la salud, previene
lesiones y daños derivados de malas posturas, mejora el rendimiento escolar, y fomenta la capacidad de concentración y
la actitud participativa.
·
Adolescentes:
Contribuye a la regulación del peso corporal, evitando
la aparición de obesidad, ayuda a prevenir las enfermedades degenerativas, y
permite un desarrollo tanto físico como mental. Produce beneficios en las
habilidades motoras y cognitivas, siendo beneficiosa también para sus relaciones personales y en el grupo social,
tan importante durante esta etapa de la vida.
·
Adultos:
La actividad
física en este grupo de edad tiene el fin de mejorar las funciones
cardiorrespiratorias y musculares, la salud ósea, y reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles y depresión.
Hay evidencia clara de que las personas que desarrollan más actividad presentan
tasas menores de mortalidad,
cardiopatía coronaria, hipertensión, accidente cerebrovascular, diabetes de
tipo 2, síndrome metabólico, cáncer de colon, cáncer de mama y depresión.
·
Embarazo:
La actividad
física provoca un gasto energético que hace que aumente el consumo de alimentos
para cubrir las necesidades nutricionales esenciales sin riesgo de desencadenar
sobrepeso. Proporciona bienestar físico
y psíquico y ayuda en el tratamiento sintomático de estreñimiento,
calambres, hipertensión arterial y otras situaciones frecuentes durante el
embarazo.
·
Edad avanzada:
Este grupo de
población es frecuentemente el menos activo físicamente. Aún así, hay evidencia
clara de que la actividad física está asociada a una mejor salud funcional, a
un menor riesgo de caídas y a una
mejora de las funciones cognitivas. Además, disminuye el riesgo de mortalidad y
la aparición de discapacidad, aumenta la
agilidad, presenta un efecto preventivo frente a la pérdida de masa
muscular y mejora el mantenimiento de la densidad ósea.
Para concretar
un poco:
· Niños: fomentar la actividad física
durante la estancia en el colegio, haciendo juegos durante el tiempo del
recreo; promover los deportes
extraescolares; hacer más interesante la clase de Educación Física mediante
el aprendizaje de los distintos deportes con profesorado cualificado.
· Adolescentes: motivarles para que formen parte de algún equipo
teniendo sesiones con deportistas famosos; explicarles la importancia de
realizar ejercicio físico y las posibles repercusiones asociadas al
sedentarismo.
· Adultos: fomentar el deporte en el ámbito laboral, haciendo competiciones dentro de la
empresa; usar las escaleras en vez del ascensor; llegar al lugar de trabajo andando o en bicicleta; dar charlas o
sesiones sobre la importancia de la actividad física en la edad adulta.
· Embarazo: en los gimnasios hacer
actividades especialmente dedicadas a este grupo de población; fomentar el caminar todos los días; y ejercicios
respiratorios.
· Edad avanzada: potenciar el tren
inferior, realizar ejercicios que
promuevan el equilibrio, potenciar la musculatura pélvica.
Para concluir, la inactividad física es el cuarto factor
de riesgo de mortalidad más importante en todo el mundo, de ahí la importancia
de promover la actividad física. Además de lo comentado anteriormente, la
práctica de actividad física regular ayuda a conciliar y mejorar la calidad del sueño, libera tensiones y mejora el
manejo del estrés, ayuda a combatir y mejorar los síntomas de la ansiedad y
la depresión, aumentando el entusiasmo y el optimismo.
¿Qué más
necesitas para mantenerte activo físicamente?
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