miércoles, 14 de octubre de 2015

Hígado graso

Es una enfermedad del hígado (conocida como esteatosis hepática) que se produce por el acúmulo de grasa dentro de las células del hígado.

Los síntomas suelen ser dolor en la parte superior derecha del abdomen, malestar, fatiga y sensación de pesadez, sobre todo después de las comidas. Hay pacientes que son asintomáticos.

La nutrición juega un papel fundamental tanto en el tratamiento y como en la prevención, dado que actualmente no hay resultados sobre los posibles tratamientos farmacológicos.


Recomendaciones nutricionales:

Fibra: la fibra da saciedad, que si se trata de un paciente con obesidad o sobrepeso es muy interesante. Además limita que aumente la glucemia después de cada comida, con lo que los hidratos de carbono no se convertirán en grasa acumulándose en el organismo.

Azúcares simples: los azúcares simples hacen que aumente la glucemia muy rápidamente, y si se metabolizan se acumulan en forma de grasa. Un consumo excesivo hace que aumenten los triglicéridos y los ácidos grasos libres, con un mayor riesgo de esteatosis hepática.

Grasas: una dieta alta en grasas provoca un aumento de la concentración de enzimas plasmáticas y de ácidos grasos libres. Se deben evitar las grasas saturadas, y tomar en cambio ácidos grasos mono y poliinsaturados.

0 alcohol: el alcohol es tóxico para el hígado, así que no se recomienda su ingestión en este tipo de patología donde el hígado se encuentra afectado-.


Más concreto:

Para aumentar la fibra: cereales integrales, legumbres (entre dos o tres veces por semana), todo tipo de verduras (especialmente las de hoja verde).

Intercambiar el azúcar de mesa por estevia (edulcorante natural); y limitar el consumo de las frutas más dulces (éstas contienen fructosa, que es un azúcar simple). Al limitar las frutas, habrá que aumentar el consumo de verduras para obtener las vitaminas y minerales necesarios para llevar una dieta sana y equilibrada.

Moderar el aceite de oliva, que aunque es beneficioso para la salud, habría que tomarlo con moderación si se padece hígado graso. Elegir siempre leche y lácteos desnatados. Evitar embutidos, quesos curados, grasas animales, bollería, y todo aquello que contenga aceites vegetales (de palma, de coco).

Las vitaminas A, C, E y el Selenio, actúan como antioxidantes, evitando la degeneración celular. Estos se encuentran sobre todo en frutas y verduras.


Juegan un papel muy importante los ácidos grasos ω3, que son protectores del hígado. Este tipo de grasa contrarresta los efectos inflamatorios de las grasas trans y de las saturadas, disminuyendo así la esteatosis hepática y la posible futura inflamación del hígado. Los alimentos que más ω3 contienen son los pescados azules: salmón, anchoas, bonito, atún... Cabe destacar también los frutos secos, cuyo consumo debería ser moderado (un puñado al día, siempre que no se padezca obesidad, puesto que son muy energéticos). 


Menú general: 

Desayuno
       - café con leche desnatada
       - pieza de fruta (naranja, manzana, kiwi, pera, plátano, mandarina...)
       - cereales integrales con yogur desnatado ó biscote integral con queso fresco / pavo / jamón york

Media mañana y merienda: - yogur desnatado ó pan integral con york / pavo


Comida

       - 1º: pasta / arroz / legumbres
       - 2º: carne magra / pescado blanco o azul, con verduritas
       - Postre: fruta

Cena

       - verdura, ensalada, puré de verduras
       - fruta, yogur desnatado

Pan: mejor integral. Controlar aceite de oliva (2 cucharadas soperas al día)